“ | No pienso dejar que vuelvan a quitarme nada en la vida. | ” |
Sadie Adler es un personaje que aparece en Red Dead Redemption 2.
Descripción[]
“ | Una viuda empecinada en vengarse de los asesinos de su marido. Es implacable y no teme a nada ni a nadie. No conviene hacerla enfadar, pero es muy leal a aquellos a los que quiere. | ” |
Biografía[]
Sadie es una viuda que busca venganza por la muerte de su esposo, Es una forajida que forma parte de la banda de Dutch van der Linde en 1899, cuando estaba en su mayor auge. Allí compartirá momentos junto a Arthur Morgan, con quien al parecer tiene mejor relación y en quien confía exclusivamente.
Tras la disolución de la banda de Dutch, Sadie se dedica a cazar criminales buscados por el gobierno. Al parecer, es muy respetada entre los cazarrecompensas ya que se oye a uno de sus colegas expresarle su admiración durante un encuentro.
Cuando John se establece en Beecher's Hope, Sadie le pide ayuda para dar caza a ciertos criminales con el fin de brindarle un soporte a Marston para pagar sus múltiples deudas.
A Sadie se la puede ver por última vez en acción luego de la misión que tenía como objetivo asesinar a Micah Bell. Tras la boda de John y Abigail, la señora Adler permanece un tiempo junto a la familia Marston recuperándose de sus heridas, hasta que se marcha volviendo a su vida solitaria. Tras ello no se vuelve a tener novedades acerca de su paradero.
Personalidad[]
Aparenta tener una personalidad valiente con una actitud ruda, algo raramente visto en las mujeres de aquella época.
Es impulsiva y su deseo de vengar a su marido fallecido y a sus seres queridos muertos por criminales la llevan a cometer asesinatos a sangre fría. Esto último no deja de llamar la atención puesto que no tiene problemas en eliminar a todo aquel que se interponga en su camino, pero a la vez es sumamente leal con quienes ella siente aprecio.
Aspecto[]
Tiene una cicatriz en su mejilla izquierda y otra arriba de su ceja derecha.
Citas[]
- Eres el único de estos idiotas en el que confío.
- Haz lo que te digo, maldita sea.
- No soy un pinche
- Era un buen hombre, mi Jackie. ¡Me convirtieron en un monstruo, Arthur! Pero sus recuerdos… siguen siendo puros
- ¡Estás a punto de tener un problema al recibir un puñetazo en la cara!