La mansión del gobernador Griffon es una vivienda ubicada en Brimstone, y solo aparece en Red Dead Revolver.
Trasfondo[]
La mansión del gobernador Griffon se construyó con la enorme riqueza que el gobernador Griffon acumuló de su parte de la mina Bear Mountain. Su tamaño y construcción compiten con la Casa Blanca y es, con mucho, la residencia más grande y extravagante del territorio. Se encuentra en las afueras de Brimstone, la capital del territorio.
Descripción[]
La mansión se puede ver desde Brimstone durante todo el juego, pero el jugador no puede ingresar a los terrenos de la mansión hasta la misión "El asedio". Esa misión y las dos subsiguientes (juntas, las últimas tres misiones del juego) proceden de los terrenos de la mansión, atraviesan el edificio y finalmente llegan al techo.
El interior de la mansión se ve antes de eso en una escena al final de la misión "Hell Pass".
Diseño[]
La mansión tiene un jardín grande y bien cuidado en el frente con una fuente central y setos cuidadosamente recortados. Dos alas se extienden hacia el frente a cada lado de la entrada principal y las escaleras conducen al segundo piso de cada ala, donde se encuentran las entradas adicionales.
En el interior, hay un gran vestíbulo con pisos de madera y dos osos disecados a cada lado de una escalera central. A la izquierda, una gran cocina conduce a un ala donde una pequeña escalera asciende al dormitorio del gobernador.
La mansión tiene al menos un pasaje secreto.
Misiones en las que aparece[]
Hora de la verdad[]
En el modo de juego "Hora de la verdad" es uno de los escenarios que se pueden utilizar independiente de su parte exterior.
En "Hora de la verdad ", la única parte de la residencia se encuentra disponible es el salón y balcón superior, todas las puertas que dan acceso a otras habitaciones o áreas serán cerradas y no se pueden usar. Este es un lugar muy pequeño y, aunque es en el interior, la confrontación abierta es la única manera de combatir, de hecho, buscar cobertura es absolutamente inútil, incluso perjudicial.
Dentro de los terrenos no hay armas o lugares especiales que merezcan ser citados para una razón específica.